5 de diciembre de 2008

LA CUPULA DE LA INDIGNIDAD SE DESPLOMA


Según un artículo publicado el pasado día 03 de diciembre por el periodista argentino Juan Gasparini, en el diario digital Tribuna de los Derechos Humanos (VER NOTICIA), una parte del grotesco gotelé de Barceló, realizado para decorar la “cúpula de la indignidad” de Naciones Unidas, podría haberse desplomado.
Al parecer la sala permanece cerrada y con las puertas tapadas, y a pesar de que la responsable de comunicación de Naciones Unidas, Elena Ponomareva, niega cualquier incidente, reconoce que se sigue trabajando en las instalaciones.
Paradójicamente, sería realmente fácil desmentir esta noticia y acallar rumores de una manera muy sencilla: haciendo precisamente lo contrario, es decir, abriendo las puertas de la sala y dejando que cualquiera pudiera constatar el perfecto estado del gotelé... ¿No será entonces que, efectivamente, tienen algo que ocultar?
Y es que al final parece que existe una justicia divina, que por encima de la estupidez de la raza humana, nos recuerda lo que somos: seres humanos imperfectos, ególatras, vanidosos, materialistas y cortos de miras, a los que todavía nos queda mucho camino por recorrer para llegar a la madurez de la especie. 
Lástima que no pueda hacer uso de las mismas fanfarrias, alfombras rojas y boatos con los que fue presentada la cúpula de la ignominia; lástima de clac que ahora no estará allí para aplaudir; lástima de prensa, luces y taquígrafos, que hoy no serán convocados a golpe de agencias de comunicación; lástima que me falte una corona, o el aura de oropel de un artista –de un actor- contemporáneo, para poner en loor de multitudes el colofón y la guinda al cagajón de los 20 millones de Euros.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

olé.y olé, sabio comentario peró además de la cúpula se podria desplomar alguien........ no creeís?
saludos
Isa

Humanitum Iratus dijo...

Gracias, Isa. Tienes razón con lo de que alguien más podría desplomarse, pero si los ciudadanos que votamos no exigimos su desplome, difícil será... y eso que quien debería de caer, ya arrastra su dignidad a la altura del suelo.